Me veo bailando en un tango eterno, y en él escucho continuamente voces llamándome, gritándome, diciendo cosas que no entiendo, que en el viaje del sonido se pierden. Es un tango que parece hecho a medida, por y para mí (algunos lo llaman destino).
Al contrario de lo que muchos puedan pensar, este tango lo bailo perfecto, siempre me las arreglo para que nunca quede incompleto y siempre se pueda cantar.
Hay un tango de Alberto Ghiraldo que se llama Mis Harapos, y habla sobre un tipo que es pobre plata y tiene un primo pobre de valores (y mucha plata). Empieza diciendo "Caballero del ensueño, tengo pluma por espada, mi palabra es el alcázar de mi reina la ilusión". Imposible no sentirme identificado con eso. Creo que una de mis pocas virtudes, es permitirme la ilusión (aunque a veces caiga), y casi siempre ver los sueños, ahí, cumplidos.
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