Así como la introducción simbólica dejo de valer un solo recuerdo de cuatro años de vida, mis actos lo dejan de valer en dos. Basta una sola canción para enamorarse pero no voy a olvidar por más que saquen discos toda la eternidad. Son pocas, creo, las diferencias que nos separan, pero en esta época ya parece que cambiamos de continente, o algo me perdí, no se.
La última Bruta Grua partió el viernes desde retiro, y llego a retiro el domingo a la mañana, mucho más rápido de lo normal. Una invitación a dejar todo atrás rápido? No se. Pero lo que si sé, es que todos los aplausos del Sábado significaron según cada persona cosas diferentes, sentimientos diferentes.
Gracias por hacerme conocer gente que hoy puedo decir que son mis amigos, por otros que no lo son tanto, por conocer lugares cuyos nombres nunca había leído, por todos los momentos, por hacerme ver el valor de la amistad, por esa persona de la que me enamoré en Rosario, por hacerme sentir lo que siento hoy por esa ciudad, por haber pensado una y mil veces en ir a vivir allá, porque si crecían y necesitaban plomos yo iba a tener que estar ahí, por los sueños cumplidos, tristeza, alegrías, llantos, emociones, hacerme sentir como en casa en cualquier parte del país a donde fuimos, no se, seguramente en otro momento se me vendrán más cosas a la cabeza sobre las cuales puedo agradecer, pero, como dijo Vox Dei, todo tiene un final, todo termina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario