No es lo prohibido, no. Es jugarse por lo que vale la pena. Y las imágenes que hoy guardo no me las va a sacar nadie.
Con la cabeza en alto, a la luz del sol, en el templo de la luna.
Y así como los Incas, Se que mis dioses viven,
Que me dan y me quitan,
Que se divierten y me prueban,
Que me buscan y me entierran.
Pero también que esperan verme junto a ellos.
Después del casi choque, un pequeño puma salió del templo del Wayna.
(Me fui con 9kg de mochila, volví con 14 y en la cabeza mucho más..)
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